lunes, 11 de febrero de 2013

Métodos de adiestramiento del sueño


Los humanos somos seres sociales, vivimos en relación de interdependencia los unos con los otros. Y somos animales fundamentalmente diurnos. Ambas cosas se reflejan también por la noche, pues a todos nos gusta dormir acompañados… pero no por cualquiera y de cualquier manera, sino por nuestras personas más queridas. Todos nos dormimos más a gusto si estamos en casa y con nuestra gente!
Por otro lado, cada noche tenemos microdespertares para, de alguna manera, comprobar que todo sigue bien a nuestro alrededor. Es una perfecta medida de seguridad que se ha mantenido durante millones de años.

Ilustración de Camiluna
Los bebés, como cachorros humanos, tienen estas mismas necesidades y experiencias. Y resultan todavía más notables debido a su corta edad y vulnerabilidad. Sus despertares son más frecuentes, y les cuesta dormirse sin ayuda. Como dice la psicóloga Rosa Jové, aún están en "período de prácticas".

Como padres, la importancia reside en notar que nuestro hijo nos necesita, que todos los bebés necesitan a sus padres también por la noche. Y que los métodos de adiestramiento para que aprendan a dormirse solos en su cuna, que desaconsejan darles pecho para calmarlos y dormirlos… que, en resumidas cuentas, intentan resignar al niño y conseguir la comodidad del adulto, son perjudiciales; pues no están respetando los ritmos y necesidades de los niños, y les hacen entrar en riesgo de patrones de ansiedad y de indefensión aprendida, entre otros.

Claro está que hay métodos "a las claras" (Estivill, Ferber) y otros más solapados, pero también dañinos (Tracy Hogg, Whisppers  o Susurradoras, Aletha Solter...). Todos ellos perros con el mismo collar, que suelen disfrazarse con etiquetas amables como “respeto”, "sano", "importante aprendizaje" o “sentido común”… pero que con un pequeño análisis ya se deduce que todos persiguen el objetivo común de modificar conductas infantiles... comportamientos normales desde el punto de vista biológico y antropológico, pero molestos para aquellos adultos que prefieren priorizar otros elementos de su vida; o que, sencillamente, han sido desinformados sobre las verdaderas consecuencias para sus hijos.

Desde Teta e Coliño os proponemos que si sentís dudas sobre todo lo relativo al sueño y compañía nocturna, penséis si realmente necesitáis que un supuesto experto os diga cómo tenéis qué comportaros con vuestros propios hijos, que os marque rutinas ajenas, que os indique qué tenéis que hacer en vuestra propia cama.
Haced también el pequeño esfuerzo de poneros en la piel de vuestro bebé, y responded con sinceridad: ¿qué emociones experimentáis? ¿qué os resulta familiar y tranquilizador, y qué os inquieta? ¿qué os pide vuestro cuerpecito?, ¿cómo y con quién os gusta relajaros y entregaros al sueño?, ¿cómo os sentís cuando vuestras necesidades de bebé no se ven cumplidas, sino que se manipulan, hacen esperar o directamente ignoran? 
Con este ejercicio, seguramente obtendréis todas las respuestas que necesitáis. Ni más, ni menos.


 Conclusión: 
Favorezcamos que nuestra familia viva tranquila y feliz,
tal como ella quiera vivir...  
también cuando el sol ya se ha puesto.